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Teresa Guindo

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Teresa Guindo, nacida en Madrid y, como a ella le gusta decir cuando se refiere a sus orígenes, criada en Granada y madurada en Málaga, conoció la experiencia artística desde adolescente, cuando, atraída por el color y la abstracción de la belleza, se detuvo en la creación de diseños de moda. Los estudios universitarios, el inmediato comienzo del ejercicio de su carrera profesional (farmacéutica), unido ello al desenvolvimiento de su dimensión personal y familiar (madre de dos hijas), se erigieron en obstáculos que hicieron extremadamente difícil la normal y continuada manifestación de aquella inicial vocación artística, la que se redujo a esporádicas e intermitentes etapas de actividad artística, que ha dejado rastros diversos y dispersos entre familiares y amigos. 

 

Hace unos años, la evolución de sus circunstancias profesionales y familiares le ha permitido, por fin, disponer de una parcela espacio/temporal privativa, haciendo posible que aquella inicial vocación artística haya desembocado en una dedicación más continuada y, consecuentemente, más fructífera, con plasmación material en el ámbito de la pintura.

 

En la actualidad, posee su propio estudio de arte, donde trabaja y vuelca en sus obras todos los conocimientos y experiencias que, de modo autodidacta, ha ido adquiriendo a lo largo del tiempo. 

 

Su obra arroja un resultado plural y diverso, en atención principalmente a las técnicas utilizadas para su ejecución, las cuales, aun dentro de sus específicas peculiaridades, tienen un denominador común, concretado en la disposición de capas de pintura superpuestas, con interacción entre distintas densidades, texturas y colores, siempre buscando que estos elementos se complementen y potencien unos a otros; cuando todo esto se da, ocurre algo único, es como si la obra cobrara vida. En palabras de Teresa, se siente el pálpito del lienzo, y en ese momento no se añade más, el trabajo está terminado, pero la obra solo se concluye cuando el observador es capaz de experimentar con ella algo diferente e ilusionante, que rompa su propio esquema de percepción. 

 

La actual producción pictórica de Teresa se distribuye en varias colecciones, algunas aún en desarrollo, denominadas Momentos, Urdimbre, Natura, Homenajes, Verano y Sueños. Las distintas obras que integran cada colección están identificadas mediante su numeración ordinal, que indica la posición desada una de aquellas dentro de la respectiva colección (Momento 1, Natura 3, Sueños 2 …). Se ha huido de identificar a cada obra mediante títulos, más o menos descriptivos, o a través de referencia a textos ajenos al ámbito espacial de la obra en cuestión. La intención de la autora es dejar fluir el sentimiento, la emoción y la sensación del espectador, y que sea éste quien disfrute de su propia experiencia artística, extrayendo sus personales conclusiones.

 

“El significado de las obras no es único y no reside en la obra, sino que está en un continuo proceso de definición. Como afirman la teorías cognitivas más recientes, solo es posible aprender desde lo que sabemos, y por tanto si entendemos el arte como experiencia en la que se revela un conocimiento nuevo para las cosas, sus producciones adquieren sentido sólo a partir del

vínculo que establecemos con ellas”. (Teresa Saravia, La mirada cómplice, 2007)

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